La radiografía de cráneo permite observar el estado en el que se encuentra la estructura que rodea el cerebro, la cual incluye: huesos faciales, de la nariz y senos paranasales. Y resulta ser la prueba radiológica más habitual para el diagnóstico de lesiones o cuando el paciente muestra síntomas o signos de un problema estructural dentro de éste, como puede ser un tumor o sangrado.
La radiografía de cráneo se suele realizar a aquellos pacientes que sufren las siguientes patologías:
Es importante tener en cuenta que, dependiendo de la severidad del traumatismo craneal o trastornos cerebrales, los profesionales radiológicos pueden optar por el uso de una tomografía computarizada (TC) de la cabeza, ya que esta técnica permite observar con mayor nitidez y en cortes transversales toda la superficie de la zona que se quiere analizar.
La radiación que se suministra es muy baja, de manera que no suele suponer ningún riesgo importante para los pacientes. Sin embargo, si se le realiza a un niño o mujer embarazada, se tendrá que consultar con el médico, ya que los pacientes pediátricos son más sensibles a las radiaciones y, en el segundo caso (mujer embarazada) se deberán tomarán precauciones especiales para minimizar la exposición del feto a la radiación.